El comienzo
JIMÉNEZ JOYEROS es un negocio familiar con una larga tradición joyera. Ya en la primera mitad del siglo pasado D. José Jiménez Espinosa atendía su propio taller de joyería, ubicado en un piso de la castiza calle Ancha del Carmen, en pleno corazón del barrio del Perchel malagueño. En su pequeño taller, D. José no trabajaba para el público, sino para otras joyerías de las que él era el joyero de confianza; era lo que ahora llamaríamos un freelance. Allí creó muchas de las más exclusivas joyas que luego lucirían las clientas de las mejores joyerías de la capital. Desgraciadamente, la muerte sorprendió a D. José demasiado pronto y no tuvo tiempo de poder montar su propio negocio, pero sí de insuflar el amor que sentía por este gremio a su descendencia.
La consolidación de un sueño
No fue hasta finales de los setenta cuando, D. Rafael Jiménez, el menor de los hijos varones de D. José, hizo realidad el sueño inalcanzado de su padre, inaugurando una joyería en Plaza de la luz nº3 situada en el populoso barrio malagueño del mismo nombre. D. Rafael, titulado en relojería por la reputada escuela francesa, y con la inconmensurable ayuda de su esposa, Dña. Lydia Frasca, consiguió ganarse en poco tiempo la confianza de una numerosa clientela y una intachable reputación dentro del gremio.
La tercera generación
Es en 1993 cuando la tercera generación se une al sueño. Dos de los nietos de D. José: Federico Jiménez, diplomado en T.E.A.T., joyería, gemología y tasación de joyas junto a su hermana Lidia Jiménez, que desde temprana edad demuestra tener un gusto exquisito por la joyería, abren un establecimiento en Avda de la luz, 27. Allí, haciendo suyas las máximas que aprendieron de sus padres, que no son otras que el trabajo duro, la responsabilidad y la honradez, se fueron creando su propia clientela hasta que en 1999 se trasladaron a un local mayor en Avda.de la Luz, 25 donde a día de hoy siguen atendiendo su negocio con la misma ilusión que el primer día.